Como estudiante de enseñanza básica, estuve nueva años solo con
mujeres, en un colegio católico, por consiguiente la brecha
siempre existió para mí, de tal manera que cuando ingresé a
enseñaza media me fue súper difícil sociabilizar con hombres,
puesto que no sabía como hacerlo tampoco, sumándole a que fui
criada en una familia conservadora, de la cual, no ayudó a que
ese lazo se generara con el sexo opuesto, sino que todo lo
contrario.
Siempre me llamó la atención las clases que tuve en ese período
(básica), nos enseñaban manualidades, y tareas domésticas, tales
como bordar, tejer, barrer y encerar. Actividades netamente de
mujeres según las monjas donde estudiaba.
Al terminar mi enseñanza media, claramente la situación dió un
vuelco, claramente conocí y mantuve relación con compañeros, hice
amigos y conocidos en ese período, pero siempre costaba al
inicio. Posteriormente, ingresé a la Universidad y en mi carrera
predominaba el género femernino, la pedagogía en Lenguaje no era
una carrera de hombres, según muchos.
Al terminar mi carrera universitaria comencé a trabajar
rápidamente, y me dieron cursos pequeños 7 y 8 básico, pese a ser
profesora de enseñanza media, no me daban más grandes... y sus
argumentos eran totalmente ilógicos, estos eran:
1. Eres muy joven (24 años)
2. Al ser mujer tienes desarrollado mucho más el área maternal
,por ende, podrás solucionar problemas mucho mejor que los
varones.
3. La poca experiencia no se nota en los más chicos.
Dentro de los argumentos otorgados, el único que podría
justificar y tampoco al cien por ciento, sería el número
tres. La inexperiencia hace cometer errores, pero también la
experciencia, y eso hace que aprendamos día a día, y mejoremos
nuestras prácticas.