Desde muy pequeña me hicieron sentir marginada y discriminada debido a mi conducta de niña que ese entonces era muy masculina. Esto lo atribuyo al hecho de haberme criado con hombres en dónde constantemente habían juegos catálogados " rudos" o "para hombres" 

Está discriminación era ejercida tanto por mis tías como por las profesorasas cuáles utilizaban frases como" María tres cocos" entre otras cosas.

Cuando crecí me di cuenta que la femeneidad impuesta a la mujer es solo una construcción social avalada por años. Y que gracias al universo que se está cambiando lentamente.

Lo más importante es respetar las diferencias y romper lo impuesto.