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Experiencias

Experiencias

de Marcela Carrasco Fernández - Número de respuestas: 0

Marcela, Educadora de párvulos.

Mi experiencia como estudiante durante el pre grado sobre prácticas sexistas más bien tienen que ver con los estereotipos, en las asignaturas que convergían en el plan común con otras carreras de pedagogía en la universidad surgían temas de conversación entre los estudiantes que apuntaban a la "poca importancia" de los ramos que teníamos las educadoras de párvulos o las educadoras de diferencial, por ejemplo decir que son contenidos muy sencillos y que cualquiera los hace "tijeras1", "papel lustre2" y así un sin fin de otros apelativos refiriéndose a la supuesta liviandad de los contenidos y que por lo mismo solo había mujeres en la carrera, por que además se nos hace más fácil trabajar con niños y niñas pequeños por que es algo natural en las mujeres.

Así también, desde el profesorado también en el pregrado, hubo docentes que abiertamente manifestaban la facilidad de las "carreras de mujeres", no deja de impresionar como ese tipo de comentarios terminaba por convencer a muchas de las compañeras sin dejar espacio para la reflexión o argumentación contraria de lo que se mencionaba y era muchas veces pasado por "chiste", muy normalizando los comentarios sexistas y heteronormados que se manifestaban en los distintos grupos de trabajo.

Por otro lado, en mi experiencia como Educadora en el sistema público y actualmente en el privado, se da fundamentalmente por el sesgo desde las propias instituciones por el temor a diversificar el aprendizaje desde las aulas, con situaciones tan simples como permitirá los niños y niñas utilizar colores o juguetes según sus preferencias y no por su género, al comenzar a trabajar en el colegio en donde estoy actualmente que había sido de varones por más de 80 años y ya hace 15 que ingresaron las niñas, había una resistencia muy fuerte por los profesores de enseñanza media por el ingreso de las niñas con el argumento que se iba a bajar el rendimiento del colegio, que las niñas iban a traer puros problemas y embarazos, y así un buen número de argumentos sin sentido y bastante sesgados más bien sostenidos en la poca o nula flexibilidad de algunos profesores (sólo hombres) frente al desafío de educar en todas las aulas escolares a niñas y niños, asumiendo que todas y todos son importantes, diversos, complejos y sensibles frente a una comunidad escolar que debe velar por la igualdad de todas y todos. Con los años se ha ido avanzando en el tema y se han conseguido pasos importantes como  la intervención de las y los jóvenes con paridad de género en el centro de estudiantes, formación de un movimiento feminista con enfoque igualitario y reflexivo.

Sin duda es un camino que se debe seguir cimentando y guiando tanto para el equipo docente y para las y los estudiantes, pero lo importante es hacerse parte de los procesos de cambio y visualización de oportunidades de mejora en busca de una educación no sexista, equitativa y equilibrada.