En mi caso, desde pequeña no sentí ni visualicé ninguna diferencia por ser mujer por parte ni de mis mapadres ni de mis profesores o profesoras, tampoco en la universidad. 

Siempre escuché comentarios sexistas pero estaba tan acostumbrada que creía que así era el mundo, la sociedad y que así seguiría siendo, lo único que me llamaba la atención y que me motivaba era que me gustaba estar dentro de un mundo "de hombres" como es mi caso la matemática y la física, y en realidad cualquier cosa que generalmente hicieran los hombres para demostrar que las mujeres también podíamos.

Sin embargo, el sexismo me chocó fuerte a los pocos años de hacer clases cuando en una encuesta un estudiante (porque en ese curso de física solo habían hombres) escribió "la profesora es muy buena, explica muy bien, lo cual es raro porque es mujer". Eso me revolvió el estómago y ahí dije "no, esto tiene que cambiar, siempre ha sido de esta forma y debe dejar de serlo". Así que comencé a tomar pequeñas medidas, como hacer más visible la participación de las estudiantes o cambiar los ejercicios en libros o las guías que tenían estereotipos.