Sobre la base de lo mencionado, me parece que esta práctica docente es una problemática importante dentro de la sala de clases, puesto que, por un lado, fomenta en les estudiantes una visión negativa en los saberes, conocimientos y prácticas que son asociados normativamente a lo femenino, mientras que, por otro lado, consiste un caso de iniquidad en el acceso a la educación, por lo que mis compañeras mujeres tuvieron menos oportunidades de aprendizaje y de apoyo (lo cual repercute directamente en su futuro y en las espectativas personales que desarrollaban de sí mismas).
Dentro de mi desarrollo personal en colegios particulares
subvencionados situados en la comuna de San Bernardo, me tocó
presenciar prácticas docentes (por parte de profesores hombres,
principalmente) que responden a lógicas sexistas y que, a su vez,
se basan en una visión negativa de la representación femenina en
las sociedades patriarcales. A partir de segundo medio, pude
observar como se le atribuía una carga completamente negativa a los
grupos de mujeres que se interesaban por temas como el maquillaje y
la moda. Mientras que este interés por parte de mis compañeras
implicaba que fueran vistas por les profesores como personas
superficiales y sin la capacidad de adquirir nuevos conocimientos
(un profesor incluso les ponía apodos), los intereses asociados
normativamente hacia los hombres (como los deportes y los juegos)
no recibían esta carga negativa, sino que son validados por toda la
comunidad escolar. De esta manera, cuando un alumno hombre y
deportista presentaba problemas en el aprendizaje, se le brindaba
apoyo por parte de les docentes para que pudiera adquirir los
contenidos que se iban pasando. En cambio, cuando una mujer
interesada en el maquillaje presentaba problemas de aprendizaje,
eran descritas por algunos profesores como casos perdidos basándose
en su “superficialidad” y en su “falta de inteligencia”, por lo que
no recibían ningún tipo de apoyo.