Soy estudiante de Educación Social, aquí en Uruguay, el educador social cumple un rol determinante dentro de los colegios, principalmente en los que se encuentran en zonas de contexto bajo. 

Hace un año trabajando en uno de estos colegios en una actividad educativa uno de los adolescentes me empieza a gritar piropos y hacer comentarios sobre mi persona. Mi reacción en el momento fue acercarme a él y explicarle porque no debía gritarle eso a ninguna mujer y mucho menos a alguien que representaba un cargo dentro de la institución. Esta situación se la comento a la educadora encargada del centro y responde que era algo normal ya que eran adolescentes. A ella le gritaban piropos por los pasillos o le hacían comentarios "halagándola" y ella no les decía nada porque eran varones adolescentes. En ese momento mi pregunta hacia ella fue, como pretendía que esos adolescentes tuvieran un mínimo de respeto por sus compañeras o hacia cualquier mujer, si quien debería decirles algo, no lo hacía porque eran varones y en cambio sí una mujer hacia los mismos comentarios hacia un profesor/educador, se le observaba por estar faltando el respeto. Existe una gran diferencia entre lo que tiene permitido hacer un varón adolescente y lo que puede hacer una mujer adolescente. Estas diferencias son las que generan estas brechas sexistas y que se siga repitiendo un patrón de abuso hacia mujeres y esta creencia de falsa libertad que tienen los varones para opinar sobre el cuerpo de las mujeres.