Durante mi formación universitaria trabajé como embajadora, es decir, iba a colegios y liceos de diversas comunas de Santiago a hacer charlas o a ofrecer información de las carreras de Pedagogía en la PUC junto a compañeros de otras facultades. En una visita a un colegio particular pagado mixto, me encontré con un joven que pasaba una otra vez frente a mi stand. Le pregunté si quería saber algo de la carrera, pero él se negaba con vergüenza.

En una de las ocasiones que pasó unos amigos lo siguieron y le dijeron "anda y saca información, saca la malla, si a ti te gusta esa carrera". Pero él comentó con rabia que sabían que su familia le negaba ese estudio porque era para mujeres y que si la estudiaba daba por sentado que era "marica". Entonces fue y sacó información de ingeniería.

Este tipo de cosas me las topé muchas veces, comentarios sobre carreras que eran para mujer o para hombre sólo porque la sociedad machista así lo define. Pero esta ocasión en particular me hizo pensar que es esa la razón de que la mayoría de los docentes en Chile sean mujeres. El estereotipo que forma el sexismo en torno a las carreras y empleos está tan arraigada que aún siendo adultos nos persigue sin muchas veces notarlo.

Creo que es una buena oportunidad cambiar nuestras aulas desde todas las áreas en relación a los estereotipos y el sexismo para que las personas que estamos educando puedan mostrarse libremente y sin contemplar prejuicios, sino siendo críticos y seguros de sí mismos y sus decisiones.