Para responder a esta pregunta me situaré desde mi experiencia profesional en el ámbito de la educación, específicamente en el sistema escolar, pues soy profesora de Historia, Geografía y Ciencias Sociales con más de cinco años de experiencia profesional. En ese sentido, como docente he podido observar que nuestro sistema educativo ha sido sumamente segregador y que en la cotidianidad escolar operan prácticas sexistas que afectan los procesos de aprendizaje de los y las estudiantes, como por ejemplo el material didáctico que pone a disposición el Ministerio de Educación, específicamente los textos escolares, que tienden a utilizar mayormente ejemplificaciones privilegiando un sexo sobre otro. Asimismo los textos (información) que incorporan los libros por lo general recogen la mirada de los varones y se tiende a invisibilizar el rol, los aportes y el protagonismo que ha tenido a la mujer en la historia, lo cual supone una visión de mundo centrada en la perspectiva masculina y en donde lo femenino queda al margen.

Desde mi perspectiva, lo anterior limita las oportunidades de aprendizaje de los y las estudiantes e inciden profundamente en la disposición que tendrán a aprender ciertos contenidos vinculados a la historia.