Me tocó vivir y observar la repetición de una "costumbre escolar" que se tiene dentro de los establecimientos educacionales en la hora de recreación o en la asignatura de educación física. El patio del colegio se veía mayoritariamente ocupado por hombres, porque son ellos quienes poseen el dominio de las canchas deportivas a la hora de jugar fútbol (principalmente) y mientras tanto las niñas se ven frecuentemente sentadas en las orillas de la cancha o en espacios más reducidos que los hombres. Mientras estos por su parte pueden circular libremente por toda la cancha, sintiéndose cómodos y libres por practicar el deporte/juego que les gusta, las niñas se notan temerosas por miedo a recibir un pelotazo o incómodas por estar estorbando en el juego masculino.
Lo mismo sucede en el horario de educación física: si el profesor deja un tiempo libre para jugar, los niños, casi de manera innata, se apropian del espacio más grande que existe para motivos deportivos, como las canchas y el gimnasio, mientras las niñas deben ingeniárselas para poder jugar en un espacio mucho más reducido.