Tengo experiencias como estudiante y como docente. Por un lado, durante toda a enseñanza media las divisiones y etiquetas para los géneros masculinos y femeninos siempre estuvieron, dado que los docentes de esa época la mayoría no tenía una formación con perspectiva de género o atención a la diversidad. Por ejemplo, con orientaciones sobre qué carreras podríamos continuar según nuestro sexo ,no incentivaban los grupos de trabajos heterogéneos. Todo muy influenciado también por el estilo de crianza más retrógrado que existía en nuestras familias, donde se ejercía mucho todo desde el machismo.

Por otro lado, como docente de educación diferencial, he sido testigo de cómo nuestros colegas hombres menosprecian el trabajo y nuestra capacidad para aprender y entregar respuestas educativas a los estudiantes. Existiendo bajas expectativas al trabajar con una mujer /educadora diferencial, así como también he sido testigo de burlas y criticas sólo por sentirse superiores en conocimientos y experiencia laboral. 
La visión de los establecimientos debe incluir el trabajo con la diversidad, esto debe considerar fuertemente la formación y valores que entregamos tanto a los estudiantes como entre colegas.