Sin duda pasar de la clase
presencial ala en línea fue un gran desafío tanto para docentes,
como para estudiantes y apoderados, pues tuvimos que hacer frente
a múltiples desafíos sin tener una previa planificación.
Primero nos enfrentamos a la
incertidumbre de cuánto tiempo estaríamos en esto, luego a
establecer medios efectivos y constantes de comunicación entre la
comunidad educativa, posteriormente el desafío de transformar una
clase presencial a una en línea (sincrónica y asincrónica), y
como si fuera poco, transformar esta última en un material
imprimible. En este punto se debe considerar que muchos docentes
y estudiantes no contaban con los recursos económicos, técnicos y
manejos de software necesarios para llevar a cabo la educación en
línea (buena conexión, computador o Smartphone con la tecnología
y capacidad necesaria; manejo de aplicaciones, paginas web,
etc.). También estaba el desafío de superar la falta de los
espacios adecuados para una experiencia de aprendizaje; y
por último, la difícil labor de contener, acompañar y motivas a
través de diversas pantallas.
Cada uno de estos desafíos fue
resolviéndose, muchas veces, sólo con el entusiasmo y compromiso
de los docentes y el esfuerzo de estudiantes y apoderados,
logrando así establecer canales de comunicación accesibles como
WhatsApp o llamados telefónicos; implementando espacios
educativos en la web a través de aplicaciones como Zoom,
Classroom, Facebook, y WhatsApp; desarrollando espacios de
seguimiento y retroalimentación individuales y grupales a través
de los distintos medios ya nombrados, transformando nuestros
hogares y rutinas.
Personalmente, creo que lo más
complejo fue luchar con la frustración de querer hacer más por
superar cada uno de estos desafíos y no poder hacerlo por la ya
conocida brecha que existe en la educación. El no saber si mi
trabajo era efectivo y la organización de mi tiempo. Con el
tiempo comprendí que tal como decía la presentación, "menos es
más" si le das un buen uso, que el contexto era diferente y por
ende debía pensar en propuestas diferentes, valorar y visibilizar
cada aprendizaje que se lograba por pequeño que pareciera,
que además de generar aprendizajes teníamos el desafío de
mantener el encanto del aprendizaje, la capacidad de sorprenderse
y la conexión con la comunidad educativa.