En mi experiencia, la clase presencial cuenta con los recursos mínimos necesarios para llevar a acabo el proceso de enseñanza (docente, mobiliario y pizarra), sin embargo, a pesar de incluir nuevas herramientas para el uso de recursos multimedia, la clase virtual pierde potencial al limitarse el lenguaje kinésico y proxímico, tanto del docente como del estudiante, lo que, a mi parecer, vuelve la interacción humana menos auténtica y artificial. No obstante, cuando el docente crea instancias de aprendizaje con actividades diversas y desafiantes, los y las estudiantes pueden desarrollar habilidades y adquirir conocimientos, aunque, este caso es difícil de lograr porque no necesariamente hay un uso didáctico de los recursos digitales disponibles, ya sea por falta de compentencias en el área, desconocimiento de plataformas y estrategias y/o limitaciones de hardware/software, tanto para el docente como para el estudiante.