Dentro de lo que me tocó vivenciar puedo mencionar que en un inicio  me sentí totalmente paralizada ante el nuevo escenario. Llevaba años con experiencia presencial y el abrupto cambio fue un “sismo grado 10”. Finalmente, hubo que adaptarse a la nueva realidad educativa sí o sí. Elementos de la enseñanza presencial se pueden mantener pero el cómo llegar al alumno/a o como captar su atención y mantener su motivación son el nuevo desafío. Trabajo en el área de educación especial por lo que para mí es esencial el contacto físico/emocional, por lo que ahora es el adulto responsable del niño/a quien tendrá que asumir ese rol. Tratamos diferentes modalidades desde la atención personalizada vía de videollamada hasta las clases grupales en grupos pequeños. Siempre tratando de mejorar las herramientas y de lograr que cada clase fuera lo más interactiva posible.

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