Buenos días a todas y todos. Soy Camila Ovalle, estudiante de pedagogía en Lenguaje y Comunicación. Me gustaría comenzar por agradecer esta instancia de aprendizaje y, especialmente, de compartir experiencias y reflexiones que nutren y significan este proceso. 

Realicé mi educación básica en un colegio solo de mujeres y de carácter religioso, por lo cual había mucha exigencia en aspectos como la vestimenta, el peinado,  la postura, el comportamiento, el silencio y, me atrevería a decir,  había casi una especie de sometimiento a lo que decía el o la profesora, convirtiéndonos así en unas niñas sumisas y acalladas. A medida que pasó el tiempo este esquema se fue destruyendo cada vez más y ya ad portas de la adolescencia estos estigmas fueron flexibilizando, sin embargo persistían ciertas situaciones, por ejemplo, la incomodidad de las alumnas frente a profesores hombres, pues era latente el rol de autoridad que ellos implantaban en el aula de clases frente a niñas y adolescentes carentes de voz. 

En mi educación media cambié de colegio y acudí a un centro mixto, en donde la situación era distinta al colegio femenino. Por primera vez tenía compañeros hombres y no me tomó mucho tiempo darme cuenta de muchos estereotipos de género marcados en la educación y prácticas que ya estaban totalmente normalizadas e invisibilizadas. Entre ellas cosas como que los niños siempre salían a recreo antes que las niñas; a la hora del almuerzo estos iban donde sus compañeras que hacían las filas y estos se colocaban allí, quitándoles el puesto; al pedir voluntaria/os para leer siempre eran elegidas las mujeres por sobre los hombres, pero en ejercicios matemáticos estos tenían más participación que las mujeres, etc. 

A raíz de estas experiencias, considero que sin duda los estereotipos están presentes en el ámbito educativo, pero lo que personalmente siento que es un desafío es que estos están invisibilizados, ya ni siquiera nos damos cuentas que estamos replicando ciertas conductas porque forman parte de lo cotidiano. Creo que eso es lo que debemos cambiar para así resignificar y construir nuevos espacios de inclusión, equidad e igualdad.