Ha significado todo un tema desde lo humano y lo profesional. Las
mayores dificultades han sido en relación con las exigencias que
desde lo técnico-pedagógico. Se nos ha pedido desarrollar clases
desde un formato en que los recursos que poseía eran lo académico
tradicional, con clases modo "Frankestein", que ni por más corazón
que le pusiera, no alcanzaba a diseñar un producto que los/as
estudiantes pudiesen captar el 100% el mensaje que buscaba
transmitir.
Un acierto es mantener un contacto frecuente con mis colegas y
los/as estudiantes, poco a poco he perdido el miedo a que me digan
que mi trabajo o mis clases no resultaron. Creo que el desarrollo
de la capacidad adaptativa es fundamental para poder enfrentar
escenarios tan complejos como una pandemia y la virtualidad. Me ha
dado la posibilidad de generar espacios de tiempo breve pero
potentes con colegas, en donde se conjugan aspectos como la
elaboración de clases y recursos didácticos así como sostenernos en
el compañerismo solidario como factor emocional.
La experiencia que puedo transmitir es que a medida en que he ido
revisando los módulos, he tratado de ensayar y equivocarme
diseñando recursos metodológicos y didácticos para mis clases, y el
resultado es que los/as estudiantes me han dado un feedback
potente, ayudándome a potenciar aquello que les parece oportuno y
corrigiéndome cuando ven que algo no sale bien o me equivoco. Creo
que sin dejar el rol docente, se han generado lazos de empatía en
la virtualidad. Ya no pregunto que aprendieron, pregunto lo que
sienten al aprender.