El año pasado fue un desafío personal realizar clases en línea, debido a mi corta experiencia como docente y las ideas que no fluían en mi mente. El contexto del colegio tampoco fue propicio: escasa conectividad y participación, lo que nos hizo volcar a un tipo de educación asincrónica más tradicional.
Afortunadamente, con el pasar de los meses, fue aumentando la
conectividad y fui usando distintas herramientas para explicar y
acercarme a los estudiantes. Sin embargo, la excesiva cantidad de
guías, trabajos o evaluaciones fue disminuyendo la motivación de
los estudiantes. Realmente ha costado que los estudiantes sean
los constructores de su proceso de aprendizaje si no quieren
participar en una simple clase en línea, o no hacen sus trabajos.
Es complejo, pero este año será un gran desafío para motivar a
los estudiantes a comenzar un nuevo ciclo escolar.