El año 2020 marca un antes y un después en la forma de enfrentar el
proceso de enseñanza-aprendizaje al cual estábamos acostumbrados.
La manera tradicional o "normal" en que se
desarrollaban cada una de las actividades académicas debió ser
rápidamente modificada y adaptada a la realidad que tuvimos que
enfrentar y la que actualmente (y probablemente por un tiempo no
menor) continuamos viviendo.
La transformación de las clases presenciales a la virtualidad no ha
estado exenta de inconvenientes. Por una parte se ha hecho visible
el retraso en los soportes tecnológicos con los que contamos
(velocidad de conexión, acceso a redes, modernidad en los equipos),
pero también ha quedado en evidencia el nivel de analfabetismo
digital existente en nuestros alumnos y docentes.
Esta "nueva" forma de hacer clases nos ha
obligado a actualizar las herramientas que utilizamos, en lo
particular se ha vuelto la oportunidad de descubrir plataformas,
softwares y metodologías que existen hace tiempo, pero que no me
había animado a utilizar. Kahoot, Socrative, Mentimeter, por
nombrar algunas se han vuelto indispensables para lograr transmitir
y motivar el aprendizaje en mis alumnos.
Concuerdo con algunos participantes respecto de la riqueza que
estamos perdiendo al no tener un contacto presencial directo (en
ocasiones también he sentido que la virtualidad hace las clases más
frías y distantes, en especial cuando no hay retroalimentación
desde los alumnos, o sus cámaras están apagadas). Lo anterior trato
de combatirlo dando espacios al final de cada encuentro para
"conversar de la vida".
Para finalizar, tengo la esperanza que este 2021, con ya un año de
aprendizaje y experiencia, podremos enfrentar adecuadamente los
nuevos desafíos de esta modalidad de enseñanza.
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