Iniciaré mi reflexión declarando que soy hombre y por tanto, en
muchas ocasiones he sido reproductor de lógicas sexistas en mis
prácticas educativas tanto a nivel del currículum como a nivel de
la interacción con l@s niñ@s. En ese sentido, muchas veces me vi
que inconscientemente era un reproductor de roles en acciones
cotidianas como el orden de la sala o la asignación de
responsabilidades que prejuciando o incluso viendo que cuando
recaían en "estudiantes hombres", instintivamente prefería delegar
esas tareas a las "estudiantes mujeres", valiéndome o "descansando"
en ellas. La irrupción del movimiento social feminista
evidentemente vino a remecer conciencias y que en este caso pueda
remirar este tipo de prácticas para transformaslas y que en las
comunidades educativas asumamos que el espacio colectivo es
responsabilidad de tod@s, evidentemente las nuevas generaciones
tienen una sensibilidad diferente con este paradigma y ahí hay una
oportunidad de transformación cultural trascendente.
Curricularmente y tal como decía Johana Camacho, existe un material
pedagógico que responde a una intencionalidad y carácter
hegemónico, en la disciplina de Historia, evidentemente existe un
sesgo en los textos escolares que visualiza una Historia de
vencedores, hombres, occidentales, etc. que es difícil de
desarraigar, en particular cuando el agobio docente hace que
permanentemente este material de consulta se convierta en la
columna vertebral de nuestro quehacer.
Me quedo con la invitación a repensar nuestras prácticas y nuestras
acciones y que el resultado de estas reflexiones tenga un correlato
de transformación en la realidad que permita construir una sociedad
más equitativa, diversa y compleja.
Saludos