Ya que el comercio internacional y la economía son estructuras de género, y por su impacto desigual a hombres y mujeres los acuerdos de comercio internacional no son neutrales. Como indica Alicia Frohmann, por las desigualdades existentes, no es suficiente con la igualdad de trato, ya que puede reproducir las desigualdades existentes; por eso es fundamental incorporar perspectivas de género en los acuerdos internacionales y beneficia a las mujeres trabajadoras. Primeramente, porque el no hacerlo puede hacer que se continúen patrones de segregación (vertical y horizontal), el desigual acceso a recursos y oportunidades, desigual reparto de trabajo no-remunerado, etc. La perspectiva de género podría ver la introducción y cementación del principio de no exclusión, así como prevenir la introducción de leyes o cambios jurídicos que perjudiquen a las mujeres. Asimismo, podrá establecer sistemas de medición para poder evaluar el impacto de género de los acuerdos, ex ante y ex post, para así poder definir políticas e instrumentos para una mejor situación para las mujeres trabajadoras.