Porque su aporte radica en la experiencia acumulada a lo largo de la historia, en temas que tiene que ver con la cultura del cuidado (alimentación, crianza, curación de otros seres humanos) en entornos sociales y materiales diversos y específicos; y al aporte que pueden hacer en cuanto a nuevas perspectivas y soluciones, incluso con mirada de alcance a corto y largo plazo que contemple diversas perspectivas y ahonde en las problemáticas actuales de los conflictos y su interconexión en procesos globales.
Las mujeres contribuyen con nuevas perspectivas y estilos de liderazgos, visibilizan las necesidades diferenciadas entre hombres y mujeres, reconstruyen el tejido social, forman parten de la fuerza laboral para mantener a flote la actividad económica. Generan actividades colaborativas, crean redes, son agentes de cohesión social. Ya sea siendo parte de la población civil víctima de los conflictos letales; como siendo parte de misiones de paz.
Ejercen el rol de negociadoras y mediadoras entre las partes en conflicto para así alcanzar soluciones. Con su labor facilitan las transiciones políticas, ayudando a reconstruir social, moral y económicamente a las sociedades afectadas.
La participación de las mujeres en roles de solución de conflictos y de construcción de paz, es una oportunidad para establecer bases de sociedades más igualitarias entre hombres y mujeres; y por ende más pacíficas.