El Chile que hoy del cual podemos hacer lectura, relacionado a lo anteriormente puntualizado, se ha levantado ante el escenario del abuso, de la discriminación, del hacer al lado a las personas de segunda o tercera categoría, del robo, del despojo, de la usurpación, del exilio, del asesinato, un cáncer nacional que se hace cada vez más fuerte y agresivo a través del ejercicio del poder sin limites y sin escrúpulos, por medio de la elite económica y política tan criticada y fuertemente golpeada en las ultimas elecciones (constituyentes, municipales, primarias presidenciales).
Para el Chile actual, la memoria histórica cobra fuerza, y se fusiona con los acontecimientos principalmente acaecidos desde el 18 de octubre de 2019, para nadie quedan indiferentes estos hechos, a lo largo y ancho del territorio, hasta en los poblados mas recónditos y en las mesas de las familias mas humildes, el estallido social ha sido tema, para niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, desde la perspectiva que sea, se han realizado ejercicios de memoria histórica, el estallido social ha marcado la memoria, la territorialidad y la sociedad nacional. Por tanto se traduce en la importancia de la participación ciudadana en todo nivel, para llevar a buen puerto la construcción de un Chile digno, humanitario, integrador, protector de sus recursos, generoso con sus habitantes, dejando fuera la avaricia de unos pocos, para construir un país equitativo.
La participación ciudadana es central, desde la construcción de una memoria colectiva, relacionado a los monumentos, donde la representatividad ciudadana, social y territorial sea eje fundamental, para no caer en interpretaciones históricas sesgadas, como lo han planteado a lo largo de las transiciones gubernamentales por medio de monumentos representativos de la oligarquía de época y no de la ciudadanía como un colectivo integrador, transformando estatuas en figuras de piedra, mármol o bronce carentes de significado.
¿Qué debe homenajear la nación?
Antes del homenaje, es imperante realizar reivindicación, reparación, pedir perdón de forma sincera, ante las innumerables vejaciones a los derechos humanos, al despojo territorial de los pueblos originarios, al despojo de las comunidades de su derecho de vivir de forma digna y libres de amenazas, cuando en un país se cubre la verdad, cuando se normaliza el abuso, cuando se roba y el poder lo avala, se levantan nuevos representantes de la ciudadanía, fuera de la política partidista que tanto daño le ha hecho a nuestra sociedad, se levantan símbolos tan simples pero a la vez tan fuertes que hacen temblar hasta el mas poderoso, una cacerola, una cuchara de palo, una olla común, un quiltro acompañante de manifestaciones, un mano solidaria que ayuda a otra, el sentido de "apañe" que se genera en una comunidad ante la adversidad, esto, es digno de homenaje, para que las futuras generaciones puedan tener una luz de esperanza, ante tanta injusticia palpable en Chile.