Para nuestra memoria histórica en el Chile actual, es necesario saldar muchas deudas pendientes con nuestro pueblo, empezando con los periodos de violación, genocidio, robo, y acaparamientos de los territorios de nuestros pueblos originarios, que hasta el día de hoy están pendientes y latentes.
Por otra parte, asumir por parte del estado de Chile y algunos sectores empresariales y políticos, que en nuestro país Chile, sí se ha atentado, y violentado, en reiteradas ocasiones los derechos humanos de hombres y mujeres. Asumir por parte de estos grupos, que tuvimos un periodo de Dictadura militar, en  la cual se realizaron y perpetuaron horribles vejaciones hacia personas que se creía inferiores, por el simple hecho de ser, de una ideología política distinta.
Cuando se asuma, se deje de esconder y se pida disculpas públicas, pensemos luego en cómo saldar estas deudas pendientes, con todas las víctimas de estos hechos.
Existe un hambre de justicia y de poner por fin tras el telón de juicio a tantos y tantas, que aportaron, para que todas estas aberraciones fueran posible. Somos un país, que está fracturado, con una herida abierta, la cual necesita sanar y reivindicar para continuar.
Agregando a lo anterior, debemos homenajear a todo aquel prócer, personaje, de nuestra historia, que como requisito principal no tenga antecedentes de violación a los derechos humanos y que sea representativo para el pueblo, más que, para los sectores de la elite, que han sido por años los que han mandado a hacer las esculturas que habitan en diversos territorios de nuestro país.