En relación a las temáticas vistas en los módulos anteriores, es claro que hay un antes y un después con respecto a la significación que le entrega la ciudadanía a personajes de nuestra historia y los procesos a los cuales representan.
Si bien en Chile, en cada ciudad y poblado podemos identificar monumentos que marcan hitos relevantes de nuestra historia, la cultura general y la poca relevancia entregada por la educación regular a la educación cívica, el espacio público, el territorio, la historia y la memoria, nos encontramos con una lamentable realidad la cual confirma la poca importancia que le da gran parte de las personas a la interacción cultural con el espacio, incluso esto potenciado por una lógica capitalista en donde se le da mas relevancia a un mall que a un museo, a la plusvalía que genera una torre de departamentos versus un barrio patrimonial, y así un sin fin de ejemplos.
Claramente hay un tema complejo en relación al "aprecio" o simbolismo que se le da a los monumentos conmemorativos, vemos que prácticamente en todo Chile han caído aquellas construcciones simbólicas principalmente representantes del militarismo nacional y el factor hispano en suelo chileno, esto en respuesta a los diversos actos de violencia y nefastas intervenciones de las instituciones castrenses a lo largo de la historia nacional (para ir mas allá, el 19 de septiembre denominado "glorias del ejercito", para el colectivo nacional no pasa a transformarse mas allá que en un simple feriado de fiestas patrias) y la invasión hispana y las potentes huellas que deja no solo en Chile, si no que también en Hispanoamérica .
Por tanto se torna necesario lo siguiente:
1- Potenciar de manera urgente la relación entre la educación en historia, geografía, memoria, patrimonio, territorio y civismo con el contexto del diario vivir de las personas.
2- Relacionado a lo anterior, considerando la planificación urbana, es primordial hacer consultas públicas a la ciudadanía para hacerlos parte de los procesos de puesta en marcha de proyectos de ubicación de monumentos conmemorativos en distintas ciudades del país.
3- Unido a los hechos desde el 18 de octubre del 2019, se hace necesario una recuperación de la confiabilidad en la institucionalidad nacional, rota desde hace décadas, grieta que fue acrecentándose los últimos 30 años (considerando los monumentos caídos a nivel nacional representantes de las instituciones chilenas), por tanto mas que recobrar el "aprecio" en los monumentos, podríamos hablar de recobrar la "confianza y la verdad", tan esquiva para Chile no solo hace décadas, si no que incluso desde la llegada del hispano. El tema da para mucho debate y discusión.