Este gran tema, lo planteo en una doble dimensión, la primera por lo amplio del mismo título y lo segundo por su grandeza y relevancia, nos sitúa en una discusión sin precedentes políticos y es lo que ha incomodado al conservadursimo chileno.

Sin duda que hablar de sistemas de conocimiento implica el reconocimiento de que debe existir una "ecología saberes" en la sociedad y ello desde una relativización epistémica, que hace perder la centralidad a algunos que nos pretenden hacer creer que el conocimiento es uno solo y que por tanto tendría un único origen, es una visión bastante idealista de la construcción del saber. Esta concepción ha tenido un impacto tremendo en la negación de la alteridad, cuando se niega la existencia de otros saberes, se niega a las sociedades mismas que lo construyen y nos ata y somete al conocimiento eurocéntrico, muy propio de las oligarquías decimonónicas.

A su vez hablar de los derechos a la comunicación, culturales y a la participación implica avanzar en la democratización del saber y esto evidentemente incomoda a quienes lo han detentado durante los dos siglos de la existencia republicana. Pero además tiende a develar la miopía de quienes creen tener un poco de conocimiento buscando instalar sus visiones patronales a la masa.

Esto es lo que tiene incomodado a los sectores conservadores, puesto que nunca pensaron que este tipo de discusiones se darían en el órgano constituyente, que más bien se trataría de una instancia técnica que discutiría cosas técnicas y que nada cambiaría. Me parece adecuado el tratamiento de los temas expuestos en la nueva constitución que tendremos.