Uno de los argumentos para rebatir la plurinacionalidad ha sido nombrarla como "constitución indigenista" y que ahora los pueblos originarios tendrán más derechos y garantías, pasando a ser un grupo "privilegiado". Sin embargo, lo que hace la nueva constitución es un acto de justicia al avanzar en igualdad sustantiva con estos pueblos y no solo quedar en una declaración de principios que señale que todos somos iguales ante la ley. Lo que se busca es el reconocimiento constitucional de las primeras naciones, la restitución de sus tierras, la promoción de su cultura y costumbres, la autonomía económica, social, cultural y política, la libre determinación, no obstante al interior del estado de Chile y no fuera de éste. Es decir la coexistencia en igualdad de condiciones de todos los pueblos y naciones, poniendo fin a las relaciones de poder y dominación del estado  nación chileno por sobre las otras naciones. No se busca el separatismo ni la división del estado, lo que se hace es avanzar  a una convivencia verdaderamente democrática entre las naciones, reconociendo las cosmovisiones y formas de organización de los pueblos. Es por lo tanto reconocer que el estado no es homogéneo, que puede haber una interacción equitativa entre las cultura o Interculturalidad dando paso a la Plurinacionalidad o convivencia entre las naciones con sus respectivas culturas y lenguas.  La interculturalidad apela a la posibilidad de exigir derechos colectivamente para avanzar en igualdad de trato y no discriminación, y a reconocer un diálogo horizontal entre los pueblos en favor de la convivencia de diversas naciones culturales bajo un mismo sistema constitucional. Este no hace mas que reconocer instrumentos internacionales en la materia como el Convenio 169 entre otros, y avanzar como otros países que han incorporado esta materia hace años en sus respectivas constituciones políticas.