La colonialidad tiene una producción de conocimiento y educación en las universidades y escuelas mediante una educación clásica, con un prisma visto desde Europa y los Estados Unidos, debemos abandonar la noción eurocentrada, moderna y colonial de pedagogía, debemos dejar atrás la herencia de los colonizadores, su herencia, debemos centrarnos en una pedagogía decolonial, reconociendo lo nuestro, no buscando fuera. En el fondo realizar una desconolización rescatar lo nuestro, recuperar pensamientos e imaginarios silenciados y oprimidos para dar a luz a un nuevo acto de creación colectiva.

Es pasar de lo universal a lo pluriversal , centrándonos en las historias locales, para ello debemos reinventar las ciencias sociales, terminar con los tres períodos de la historia que nos han enseñado: Edad Antigua, Edad Media y Edad Moderna. No hay uniformidad,  la historia no es universal porque las historias locales son múltiples y diferentes.

No hay modelos generales sino experiencias propias y situadas. Esto garantiza no sólo que el juego europeo y colonial esté terminado, como planteó Fanon, sino también como diría José de Souza Silva, que ya no buscaremos ser desarrollados sino ser felices, y en ese día después del desarrollo, educaremos y pensaremos bajo el buen vivir, de manera contextual y liberadora.