Es muy importante sacar lecciones de lo que trajo con sigo el estallido social, una serie de monumentos se vieron afectados, de distintas formas, algunos fueron derribados, vandalizados, destruidos y otros, fueron reivindicados, resignificados, vanagloriados, por lo tanto lo importante aquí desde la visión historiográfica y sociológica, es hacerse la pregunta ¿Por qué?, y aquí es donde se debe generar ese debate Re significativo del objetivo, primero, de insertar en los espacios públicos monumentos conmemorativos, ¿cuál es el objetivo, por qué, para qué?. Muchos, por no decir, la gran mayoría de los monumentos instalados a lo largo y ancho de nuestro país, fueron hechos desde las autoridades políticas de cada periodo, sin hacer parte de ello a la ciudadanía en su conjunto, a excepción del monumento del soldado desconocido y del roto chileno, son muy pocos los monumentos que sean inclusivos a una conmemoración a los valores de la sociedad en su conjunto. Ahora, en aprobación y rechazo, todos los monumentos son importantes para nuestra memoria histórica, pero debe haber una apertura a la resignificación de dichos monumentos, estableciendo su real aporte a nuestra historia, no disfrazando lo que hoy es motivo de rechazo para muchos, como personajes elevados a categoría de personajes ilustres, cuando en vida, y como consta la evidencia, actuaron de formas muy cuestionables, todo esto debe necesariamente ser acompañado de una nueva lectura de nuestra historia, incluyendo todas las visiones historiográficas que se tengan de ellos y ellas.