Sin lugar a dudas, la resignificación de algunos personajes de
nuestra historia tras el estallido social, y la deconstrucción de
otros, responde principalmente a una acto de disidencia y
rebeldía a todo lo que ha sido impuesto, desde la educación que
recibimos en las escuelas, hasta los distintos espacios públicos
focalizados que enaltecen figuras que hoy de acuerdo a su actuar,
son tremendamente cuestionadas, no dando consideración al
contexto histórico en el que existieron, porque hay algo muy
claro que nunca va a cambia de la naturaleza humana, saber que es
correcto y que esta mal, y por ejemplo personajes como Baquedano,
altamente cuestionados por su forma de actuar para llevar a cabo
un propósito, significan y explican el mal de muchos conflictos
que hasta la actualidad nos afectan y nos separan como ciudadanos
miembros de una sociedad. Es evidente que la figura de Gabriela
Mistral, representa y empatiza con el colectivo por sus orígenes
y su lucha permanente por abrirse paso a todas las adversidades
ideológicas y culturales en las que a ella le toco vivir, la
hemos, y me incluyo enaltecido, para darle la distinción que
merece, tardíamente, pero hoy con más utilidad y fertilidad que
nunca. Gran parte de sus obras en sí mismas, son además un
reflejo de las injusticias sociales y la falta de probidad de
quienes hoy desde la política, dirigen nuestro país, los mismos
que hoy la ciudadanía en su conjunto, confirmó que no son parte
de este proceso de cambio, quedo muy claro no solo con el
apruebo, sino sobre todo con el votar por una Convención
Constituyente.