En gran medida dependerá de la situación del Estado/gobierno y del puesto. Uno de los motivos es porque en muchos casos se ha visto que los gobiernos u otros líderes políticos instrumentalicen el poner a una mujer en algún alto puesto, poniéndola en este alto puesto de representación internacional, simplemente para blanquear la imagen del gobierno o del partido. Incluso en algunos casos se hace para cooptar grupos que comienzan a exigir al gobierno o a ciertos líderes cambio en la forma en que se abordan cuestiones sobre las mujeres. Si ese es el caso, muchas veces la mujer en el alto cargo verá su capacidad de influir en la toma de decisiones y su libertad de ejercer los poderes que teóricamente tendría su puesto, severamente limitadas.

Sin embargo, de no ser así, existe una importante oportunidad de incorporar un enfoque de género en su actividad política-diplomática, e incluso puede ser una de las formas más efectivas de alcanzar los principales objetivos de la política exterior de un Estado. Al incorporar un enfoque de género, esta mujer puede contribuir al bienestar de toda la población nacional. El incorporar una perspectiva de género permite ver dinámicas de poder subyacentes, que pueden mantener en situaciones malestar a grandes segmentos de la población, de ambos géneros pero afectando de forma desproporcional a las mujeres.