La relevancia del tema tratado en el conversatorio radica en la importancia de entender que esta propuesta constitucional, pone a Chile en el escenario mundial que entiende que vivimos en la sociedad del conocimiento y del acceso a éste, y que está consagrado en distintas propuestas de otros países.
vivir en la sociedad del conocimiento, y que la constitución no consagre articulados que promuevan este derecho, es como seguir subyugados a un modelo donde para poder realizar investigación, tener propuestas comunicacionales y acceso a proyectos culturales, necesariamente se debe competir para obtener un cupo, y donde principalmente académicos o personas entendidas en la materia pueden participar.
Trata varios puntos interesantes, como el derecho a la multiculturalidad en los medios de comunicación, que sean de responsabilidad del Estado entregar este beneficio a los y las chilenas, pero no desde el marco económico donde el canal que tiene mayor audiencia tiene la posibilidad de llegar a mas población. esto nos ha llevado a tener comunicación segmentada, centrada principalmente en noticieros policiales y de situaciones irrelevantes, dejando de lado el aspecto cultural (y que se trata de compensar con la repetición de fin de semana de documentales o programas de viajes por Chile y el mundo ... y eso). Hoy en día acceder a tener libertad de elegir comunicación es un asunto de ver quien tiene más poder politico y económico y esa propuesta es la que podemos acceder... pensando incluso en zonas apartadas donde ni si quiera tienen acceso a TV digital o acceso a internet para tomar otras propuestas de comunicación.
por otro lado, la cultura se sigue entendiendo sólo como aquello que es parte del folclor nacional o de actividades específicas de los pueblos del mundo súper especificas a lo que se piensa que a la gente le gusta, pero que no es ni el 30% de lo que realmente podemos entender del mundo en que vivimos. por tanto, la declaración de Friburgo de 2007 como la plantea Ignacio Achurra, sigue siendo el modelo a seguir, pero que hoy en Chile no seguimos porque tenemos limitaciones de comunicación y de diversidad de gustos.
Para qué hablar de la participación de las y los chilenos en tantas acciones culturales que podrían abrirse constitucionalmente para mostrar lo diversos que somos, reconocernos como tales y convivir armónicamente con este contexto. así por ejemplo dejaríamos de entender al pueblo mapuche con las dos visiones que nos han querido imponer: la folclórica que tiene relación con su quehacer cotidiano, excluyendo lo profundo de su cosmovisión, y la del mapuche del noticiario que es un terrorista que reclama tierras o derechos que tienen legítimamente un privado y que se lo quieren arrebatar porque en algún momento existió eso de la tierra ancestral. ¿Qué mundo estamos viviendo? ¿Qué tan distinto somos en la libertad de conocimiento, cultura y participación respecto de Corea del Norte?, nos creemos los que tenemos mayor libertad para ver lo que quieramos, pero igual somos limitados a ver lo que los grupos que manejan el poder nos dicen que debemos ver. Si hasta el internet que se cree libre nos lleva a páginas que nos invita a resumergirnos en la sociedad neoliberal competitiva, consumista y dedicada a lo foclórico de nuestra identidad y no a la sabiduría total a la que podríamos acceder.