¿CÓMO RESOLVER LA
CONTRADICCIÓN ENTRE EL INDÍGENA IMAGINARIO Y EL INDÍGENA REAL EN
LA HISTORIA DE CHILE?
Partiendo de la idea que se
nos ha impuesto desde muchas década en la escuela y en los textos
de estudio “la historia la escribe los vencedores”, como una vez
dijo Winston Churchill, la historia de nuestros pueblos
originarios, descubrimiento y conquista fue relata por cronistas
con poca objetividad sobre la cosmovisión de vida de los pueblos
indigenistas de América y Chile.
De hecho, como se nos
introduce en el módulo 1, esta visión sesgada sobre la historia y
desarrollo de nuestros pueblos originarios ha sido desarrollando
por algunos cronistas de la altura de Alonso de Ercilla,
Bartolomé de las Casas, Jerómino de Bibar, Gil González, entre
otros, algunos de ellos con una comprensión más empática sobre
estas culturas tan distintas a las vistas por estos foráneos en
tierras europeas.
La contribución que nos ha
hecho Alonso de Ercilla sobre la construcción de los primeros
próceres nacionales, se convierte en la base inicial de figuras
tan relevantes y enaltecida por historiadores sobre O’Higgins,
Rodríguez, Carrera, Portales, Pratt, Balmaceda, entre
otros.
Llama la atención como Alonso
de Ercilla destaca a gran escala a sus “enemigos”, haciendo
relucir las mejores cualidades de estos héroes, aportando de
alguna forma a la construcción simbólica de la historia Chile,
destacando la fuerte resistencia, lucha y valentía por la cual se
destaca el pueblo mapuche, y valorada posteriormente por los
próceres independentista, la cual va desde la lectura de la
Araucana hasta la instalación de una logia masónica inspirada en
uno de los más destacados estrategas militares que ha tenido la
historia militar como fue Lautaro.
Es imposible negar los
aportes que nos han entregado los distintos pueblos originarios a
nuestra historia, ya que han estado presente en toda la evolución
historia de esta nación, desde emblemas nacionales hasta hoy en
día como representantes constituyentes para redactor una nueva
constitución política. Sin embargo, a medida que va pasado el
tiempo, va creciendo una contradicción entre el mundo indigenista
luchador, guerrero a uno violento, terrorista, flojo y
alcohólico. Ahora más que responder a la pregunta introductoria
al módulo ¿Cómo resolver la contradicción entre el indígena
imaginario y el indígena real en la historia de Chile? mejor nos
preguntamos ¿qué nos pasó?
Será que la codicia de los
gobiernos de decenios en adelante fue más fuerte, en desmedro del
respeto y empatía por nuestros propios pueblos originarios, de
alguna forma se debía justificar la “Pacificación” para expropiar
tierras y venderlas a “precio de huevos”. Siento que es un chiste
cruel lo que se nos presenta en diferentes plazas de armas con
respecto a la figura supuesta de Caupolicán, sin pensar en
cuantas otras más camufladas hay a lo largo de Chile.
Bueno, para no dilatar más la
respuesta de la pregunta ¿Cómo resolver la contradicción entre el
indígena imaginario y el indígena real en la historia de
Chile?
Lo primero es reconocer que
el conflicto actual no es solo mapuche sino que un asunto
nacional que solo puede ser solucionado por Estado consciente,
heterogéneo, que respeta a su diversidad con una mirada
inclusiva. En segundo, restituir las tierras usurpadas por la
colonización, el latifundio y las empresas transnacionales. En
tercer lugar, considerar que el pueblo mapuche nunca ha dejado de
luchar por sus convicciones, que solo pueden ser entendidas desde
su propia voz, es decir, rescatando los elementos constitutivos
de su identidad y cultura.
El proceso constituyente es
relevante para derribar ese ideario de indígena pos republicano,
y para ello es relevante una constitución plurinacional y el
“buen vivir” emergen como acuerdos para la construcción de una
sociedad multicultural y más justa.