Estimados y estimada, junto con saludar, creo que hoy en día, la
nueva constitución tiene reparos, tiene cosas por mejorar,
aquello es parte de los procesos de toda nación o
plurinacionalidad. Sin embargo, el piso de esta constitución, la
base, sus garantías es fundamental y hermosa en cuanto al goce de
derechos sobre todo en vivienda. Creo que tener a lo menos (y
digo a lo menos porque no cesarán los programas de vivienda
propia para el que opta por comprar) es algo digno para cada ser
humano que quiere vivir en el construcción de su familia. Creo
que este arrendamiento como piso mínimo es fundamental para el
desarrollo y término en parte de los lugares marginales como lo
son las tomas o casas ocupadas a la fuerza. El derecho nos
permite tener una vivienda digna y en ello también genera la
pérdida de ansiedad que muchos tenemos y por ende, baja los
estados de ánimos basados en la crueldad como el tomarse
viviendas a la fuerza. Somo todos una parte y tener algo por
donde vivir, luchar y crear, generará en todos en mirar a la
sociedad de otro modo.
Por otro lado, creo que, en gran parte del por qué la derecha no
quiere este tipo de vivienda digna como mínimo a parte de tener
miedo de perder las riendas del patriarcado, es que, mucha gente
que tendrá un arriendo digno como mínimo generará un golpe a los
alto arriendos que los avaros hoy tienen y también de esas
abusivas corredoras que venden departamentos a precios
estratosféricos que hacen del ser humano un objeto humillado que
no mira más que el rendimiento de su hacer diario cayendo en el
grupo de la sociedad del cansancio.
Es por ello que , como sociedad, debemos poner en la balanza cual
es el punto de partida que nos convoca, que nos proyecta y que
nos hace vivir un poco más en paz. Remover barreras, las del
subsidio, es algo que rompe con cualquier esquema que el
patriarcado una vez soñó y miró de lejos que podría pasar. Tener
ahora a los ciudadanos (de aprobarse la nueva constitución) como
constructores de su espacio, de su lugar de confort es algo
revolucionario, algo que no han visto los países de América
Latina, más sí, los países europeos occidentales. Entrar en el
ensayo de creer que puedo ser gestor de mi entorno de vida es
propicio para poder desarrollarme como ser humano. Es salir del
concepto de vivienda como territorio, sino que llevarlo al del
territorialidad, es decir, como capital social, con movilidad y
colaboración entre los vecinos, poder desarrollarme con ellos y
generar vínculos para tener espacios seguros y tener un goce
universal; seguros, lindos, limpios, libres de contaminación y en
una ubicación apropiada.