Me gustaría en primera instancia contar mi experiencia en torno a la investigación en el ámbito de educación. En particular tuve la oportunidad de realizar mi práctica profesional en torno a lo que el ministerio de educación denomina los Otros Indicadores de Calidad Educativa (OIC). Estos constituyen información estadística en torno a temáticas como Clima de Convivencia Escolar, Equidad de Género, Formación y Participación Ciudadana y Hábitos de Vida Saludable. Todo ello en base a registros de cuestionarios SIMCE y registros del ministerio de Educación y de la Agencia de la Calidad. Desde mi punto de vista, en términos de principios la concepción de tener indicadores que vayan más allá de los aspectos cognitivos e intelectuales, sino que tengan que ver con el mundo emocional y social de los y las alumnas resulta indispensable para pensar un modelo educativo integral. No obstante, surge esta noción y principio en el marco de la Ley de Sistema de Aseguramiento de Calidad de la Educación el problema radica en la forma en que estos indicadores son operacionalizados como vimos en las clases. Estos indicadores se miden mediante SIMCE, vale decir, pruebas estandarizadas que están lejos de cumplir con el objetivo de medir de forma integral las habilidades que van más allá de la inteligencia académica, sino que se vinculan con un bienestar personal y social.
Ejemplo de ello, es que actualmente el indicador de Equidad de género se mide como “El indicador Equidad de género evalúa el logro equitativo de resultados de aprendizaje obtenidos por hombres y mujeres en establecimientos mixtos. Se estima considerando los resultados en las pruebas Simce de Lectura y Matemática”. Ignorando otras dimensiones de esta como son la integración de la perspectiva de género en el desarrollo curricular de los centros de enseñanzas, eliminar la asignación de tareas diferenciales en el aula en función del género y llevar a cabo una sensibilización y visualización de las prácticas pedagógicas transmisoras de los estereotipos de género. En este sentido, es necesario reformular el concepto de calidad, como se conceptualiza y operacionaliza el mismo. Pensando en otros tipos de evaluaciones vinculadas a prácticas como las mencionadas anteriormente que van más allá de una medida de evaluación mediante una prueba estandarizada.