Estoy de acuerdo con lo que plantea Ana María Marín, aunque sólo
en parte. No hay que olvidar que los monumentos (y casi todas las
cosas, en realidad) se resignifican con el paso del tiempo, según
quién las lea, con qué intereses, desde qué lugar, etc. Así, es
posible que la estatua a Manuel Rodríguez Erdoíza que hay en el
Parque Bustamante de Santiago (realizada por Blanca Merino en
1942) haya tenido un significado más o menos "institucional" en
el momento de su inauguración, y otro distinto a la luz de la
resistencia por izquierda a la dictadura militar, más aún si
había desde inicios de los '80s una organización guerrillera
llamada Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
